El que se divierte no se enferma.
La cinta ofrece al espectador numerosas imágenes y conceptos memorables. Entre las primeras, destaca el entrañable momento en el que un niño wixárika mira y toca por primera vez el mar. Entre los segundos, una sencilla pero contundente frase de Santos de la Torre que haríamos bien en tomar como indeclinable línea de conducta vital: El que se divierte no se enferma.