VICTOR FRANKENSTEIN recurre a una estética posmoderna desafiante y colorida
Victor Frankenstein (2015) es una película que retoma la fuente original y le adhiere parte de la mitología popular que se ha acumulado a lo largo de los años para reinterpretar las motivaciones del joven científico.
Dinámicas secuencias de acción que emplean la ralentización para no perder detalle de los eventos y la inserción de dibujos de estudios anatómicos que recuerdan el trabajo de Leonardo Da Vinci, pero en movimiento.
Los escenarios nocturnos ofrecen una sombría atmósfera que se integra a la perversa intención de Victor: reunir carne de animales muertos para crear vida. James McAvoy interpreta, a un joven ambicioso, ególatra, egoísta y manipulador; a lo largo del relato son trazadas eficazmente las complejidades de este personaje porque, a pesar de ser un manipulador, el guionista Max Landis (Chronicle, 2012; American Ultra, 2015) evita reducir a Victor al cliché del científico loco, y opta por esbozar y depurar paulatinamente a un hombre lleno de resentimiento y culpa agobiado por un trágico suceso del pasado.